viernes, 3 de diciembre de 2010

Lo malo no es ser ciego: peor sería ser negro

El presidente Mujica dejó en claro en su audición radial de la pasada jornada que a su entender no hay independientes, sino gente que no quiere tomar partido. "Durante toda la vida nos han dado palo, el periodismo independiente, la politología independiente, etcétera. De paso señalemos: para nosotros no existe la independencia, existe el no compromiso, que es una cosa distinta. Independiente no hay nadie, hay gente que no se compromete y que no quiere tomar partido pero tiene posiciones y vaya que las tiene", expresó el mandatario.. http://causaabierta.com.uy/index.php/2010112716851/Economia/mujica-los-oligarcas-compran-autos-cero-kilometro-y-revientan-los-shoppings.html

La negra humorada del asunto (atribuída a Ray Charles pero es una mentira racista: fue Stevie Wonder) le va de maravilla al Señor Presidente, que ha vuelto a las andadas. Se ve que el Locuacin 200 ya no le hace efecto y anda, de micrófono en micrófono, como pato criollo. A los tumbos. (Mire si voy a decir “eso”).

Se agarró el viaje de hablar todos los días en radio y, también, cada vez que lo paran los movileros. Mala cosa. Hace nueve meses que lanza una idea atrás de otra, pero ninguna se le concreta y lo compadezco por ello: no sé si Usted, pero al menos su discurso ha cambiado, mientras la máquina de impedir que forman su fuerza política, partido y organizaciones afines desde siempre no anda con delicadezas: impide bien sin mirar a quien.

Por eso y porque así dice la Constitución, lo siento como un igual, Don Presi y, perdóneme la confianza, pero últimamente anda bravo Usted.

Como no le alcanzó con el gazapo de atribuir aprimoramiento democrático a las inversiones billonarias, se la agarra de nuevo con la independencia como concepto; en reiteración real de una burrada que ya le conocíamos y oportunamente repliqué. Justo es decir que lo hice con el éxito que tenemos todos aquellos que le escribimos a presidente@presidencia.gub.uy; la misma casilla a la que, antes, al Dr. Vázquez. En aquél entonces no sé si leían lo que llegaba (nunca tuvieron la delicadeza de acusar recibo), pero ahora, lisa y llanamente la cerraron. Cosas de participación popular, que le dicen. Mob y miento. (*)

Unos meses de añejamiento no mejoran su concepto, Sr. Presidente, y sigue siendo mentira que no existimos los independientes, tanto como que nos falta compromiso y por eso no nos terminamos enrolando en uno de los bandos en pugna que beneficiamos con nuestra opinión.

Hoy me levanté prolijo, así que le listé los errores de forma y fondo de su temeraria y reiterada aseveración.

Primer error de forma: El Presidente de todos no puede denostar a algunos de los todos porque aceptamos pero no compartimos sus convicciones o actos.

Segundo error de forma: La falsa humildad populachera de hablar apretujado por los micrófonos, en cualquier lado, diciendo lo primero que le viene a la boca. Si lo va a seguir haciendo porque piensa o le dicen que eso es contacto con el pueblo, por lo menos cuídese de no hacerlo después de almuerzos, recepciones o cocktails. Voçé m’entende.

Del lenguaje penitenciario a 25 años de terminada la penitencia, no hablo. Es un clisé cazagiles demasiado obvio como para ocuparse de él.

Bastante más que tres (y más graves) son los errores de fondo de su aseveración.

Primer error de fondo: Olvidar lo que sí hay que recordar, como ser que nosotros, los inexistentes liberales independientes queríamos, queremos y cuidamos la democracia contra la que se alzó en los 60’s; tras adjetivarla de burguesa y minimizar las garantías, procedimientos y espacios representativos sin cuya generosa intervención no estaría hoy amnistiado por hechos de sangre y contra la propiedad y la libertad ajenas; ni laburando donde está.

Olvidar, también, que nosotros, los inexistentes liberales independientes, sí aceptamos (y estamos dispuestos a morir para) que usted pueda pensar y decir lo que quiera, sin negarle existencia por que no nos gusta.

De las peores cosas que un hombre puede reunir, la ingratitud. Aguambia troesma.

Segundo error de fondo: Negar existencia y acusar de cobardía al que no piensa como uno y lo dice, es intolerancia filo fanática, Señor; y no es cosa buena, pero sí absurda. No se puede adjetivar lo inexistente: es paralógico. Lea a Vaz Ferreira, ya que no va a pescar. También podría aprovechar los tiempos de avión en los que no está filosofando con el Pato Celeste.

Tercer error de fondo: Pensar que todos disfrutamos del apetito por el poder o aceptamos la falta de límites éticos precisos y la obligación de comulgar con ruedas de carreta que requiere hacer lo que por ahí llaman política partidaria. No digo que haya que ser inmoral, pero sí que hay que aceptar y practicar con denuedo aquello de que “el fin justifica los medios” y lo de “que muera la verdad si es necesario, pero que viva el dogma”. Paso. No ganaría para Primperan.

Por las dudas (dicen que dejo demasiados supuestos sin aclarar) afirmo que, a mi parecer, dar sustento filosófico, ideológico, político, y/u opinar sólo a favor (aunque sea sin cargos ni posiciones) es hacer política partidaria.

Cuarto error de fondo: Afirmar que los independientes no tenemos compromiso con una causa. ¡Sí que lo tenemos! Puede que sea difícil que lo entienda alguien que afirma no tener problema en decir y hacer lo que sea necesario para conseguir lo que quiere, aunque -a veces, para ello- haya que abrazarse con culebras. Viejas declaraciones suyas a Búsqueda. Ni siquiera necesito ser creativo.

Le explico. Soy independiente por cruza. Desde muy joven fui frentista. Como no quería esperar las desproscripciones para entregar mi energía y vocación a la apertura democrática, me integré a la CBI, Partido Colorado, donde nadie me preguntó de dónde venía sino hacia dónde iba. Estuvimos de acuerdo en padónde, hice lo que pude junto a buena gente y de la otra, no pudimos y en el 88' me fui. No había ya allí lugar para progresistas y renovadores. La debacle del partido empieza con esa carencia, el 89' fue el primer paso y vaya a saber si alguna vez recupera sus viejas banderas. Lo dudo.

Me fui, pues, pero no a la cómoda trincherita oposistemática del Frente; no sólo porque estaba marcado para siempre por la traición, sino porque tenía otra marca -esta sí- indeleble: había aprendido los rudimentos de lo que significa gobernar. Además, tampoco en el FA había (ni hay) lugar para tipos como yo. A fuer de sincero no creo que haya en el sistema político lugar para personas que no dicen lo que conviene sino lo que piensan, y que no hacen lo que creen incorrecto ni por disciplina partidaria ni por orden del Juez. Gracias a Dios, con el tiempo me di cuenta que no se necesita un partido para ser ni hacer.

Pero sí tengo una causa, Señor Presidente: la de ser honesto conmigo mismo, informarme y pensar, decir lo que pienso y hacer lo que digo. Al General Seregni le gustaba eso, pero claro, él también se tuvo que ir para la casa; aunque le fue mejor. Su señera visión estratégica (ballotage) y su heroico sacrificio personal ambientaron la irrupción del primer candidato catch (and say) all que pudo presentar la así llamada izquierda y, con él y la crisis de los partidos tradicionales, el triunfo de la fuerza política heredera de la que, ilusionado, fundó.

Cierro, que esto se alarga y después me rezongan.

Es feo citarse a uno mismo, pero lo voy a hacer, agregando "vanidoso" a su lista de denuestos, inferencias y atribución de intenciones. Más que por autobombo lo hago con la ilusión de que esta vez sí le llegue lo que escribí hace unos meses, cuando decía Usted que los que no lo votábamos no éramos independientes sino “…” (llenar con una serie de adjetivos indignos de una figura de primer nivel). Además, me quedó bien lindo.

“No soy yo quién para decir que no soy tibio, irresponsable, gil, eterno desconforme o pardaflórico; pero sí, seguro, para asegurarle que no es por falta de coraje que no lo voto, Señor. Se necesita coraje (y mucho) para votar por lo que uno piensa y no a favor de los propios intereses. También para andar a la intemperie política, proclamando ideas propias, sin lamer coyundas, pedir bendiciones, favores ni cargos, en un país muy afecto a confundir disciplina con obsecuencia, premiar la aquiescencia genuflexa y castigar el disenso leal.

SAVAP

~(:)

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(*) Mob. En Inglés: Patota. Atacar en masa, atropellar, patotear.

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