viernes, 14 de octubre de 2011

La argentinidad al palo

Esta nota puede ser postrera. Si la desazón que me invade en este instante termina por vencer, ¡festejen, uruguayos, festejen, me rindo! : no se puede dar por el pito más de lo que el pito vale; y la clase política, con su incompetencia, frivolidad, falta de nivel y compromiso con los valores esenciales de republicanismo y democracia-algo-más-que-electoral, devalua un día sí y el otro también lo que otrora fuera mi orgullo viril.

El reciente culebrón mercosuriano “Tabaré, go home” (horario central en todos los canales de aire, mar y tierra) es sólo la gota que pone al límite crítico el vaso de mi paciencia; cuya cota se ha venido elevando nueva y progresivamente desde que, hace un par de elecciones, abandoné mi decisión de alejarme del tema político. No sólo los pueblos que olvidan su Historia están condenados a repetirla: acá estoy, gil de goma, arrinconado, caliente las más de las veces; en vez de vivir en paz y dejar que la vida política siga alegremente su curso sinmigo ni mi opinión; tal como lo hace con ella. El calor de lo que, pienso, debería ser la Política, sumado a la entrega (propia y de tantos más valiosos que dieron bastante más que yo) para que pudiéramos elegir gobierno cada cinco años, ha venido colaborando en la evaporación de un caudal hediondo, alimentado con macanas, falta de nivel, frivolidad y una generalizada actitud de “cuanto peor mejor” que rayan la inmoralidad. Sin que a nadie parezca importarle, de la arena política pasamos a un ring y, si esto sigue así, pronto será un reñidero de gallos al estilo de nuestros hermanos allende el Plata; peligrosa situación de la que, normalmente, se sale cuando llega el Comisario y tras cuatro gritos y algún golpe, manda parar. A no quejarse después.

Me detengo en la anécdota desatada por la honesta incontinencia vazquiana porque, aún inconclusa, es tan representativa que me alcanza para pintar el cuadro de mi desesperación.

Pese a su condición de outsider, marxista, leninista, masón y creyente, su aura de pastor mentiroso y, last but not least, a no poder explicar un pasado oprobioso de beneficio personal y extraña "Categoría A" fruto de su estupendo relacionamiento con la Dictadura, Tabaré Vázquez desplaza al Líder fundacional del Frente y, tras la peor coyuntura posible para sus adversarios de fuera y dentro, se convierte en el primer Presidente perteneciente a un partido no fundacional, ya que no de Izquierda (ese fue José Batlle). Tras cinco años de viento a favor y promesas estratégicas incumplidas, se retira con una popularidad insólita; y encarna hoy las mayores posibilidades de conservación del poder por parte de una fuerza política que, perseverante y continuamente hace agua por los múltiples agujeros de su imposible arquitectura. Dueño de un cinismo a prueba de balas, hace y deshace, dice, desdice, miente, tergiversa, mantiene una vida privada sumamente heterodoxa, su familia se enriquece en su mandato y hasta insulta a su propio candidato; todo ello sin penalización política, electoral ni estadística, en un escenario cuyo telón de fondo pinta un culto a la personalidad pocas veces visto en la Historia Política oriental. Frío como un cuchillo, siendo él mismo un gazapo, jamás es víctima de uno; luciendo dos décadas largas de carrera invicto al respecto.

Sin embargo, un día se levanta locuaz y, al pasar, le cuenta a unos pàrvulos del Opus Dei que le pidió apoyo al Imperio yankee para el caso de que a los imprevisibles hermanos peronistas les diera una recaída modelo General Roca des-orientado y enfilaran pa la Banda homónima al grito de “No esistí, Bosnia no esistíii”, “Pingüinos y Perón, un sólo corazón”.

Allá él y su contradicción con el discurso que llevó a su conglomerado al Gobierno y allí lo mantuvo. Plena vigencia de aquello de ¿qué le hace una mancha al tigre? No me avergüenza confesar que a mí me pareció bien lo que dijo que hizo; aunque después, fiel a su estilo, se desdijo. Tampoco es de extrañar que estuviera casi solo en ese apoyo: las unanimidades que suelo convocar, lo son en contra.



¿Quién es el único que está de acuerdo conmigo? Nada menos que el Cookie, que tuvo que apelar a una cintura modelo Tabaré cruzado con Luis Suárez, para hacerlo sin sacar la pata del lazo sanguíneo-id(t)eológico herrerista antimperialista. ¡Ah, no, cierto que también lo apoyó el (ex blanco y wilsonista y) honesto NINi (ni acepta que se enriquece, ni se deja investigar). Los demás, ni siquiera hicieron fila para putear: palo y palo, todos juntos y a los gritos; incluido un inesperado coro del Frente que, para variar, desafina en los divisi y cuyo portamento va desde los falderos que se abrazan (sobones, sumisos y aquiescentes) al Canciller argentino, hasta los que se llaman a silencio ante la magnitud del papelón.

Como dicen las malas crónicas, los acontecimientos se precipitan. París puede ser, pero la sucia, insegura y tomada por los planchas Montevideo no vale una misa; mucho menos un rezongo público de estos defenestrados. En gesto que lo honra, Tabramón 1º se disculpa y abdica; renunciando a la actividad política pública (como si hubiera otra. Cosas de la Biología, seguramente).

Vía Tweeter, Pedro Picaradepiedra, su vecino Pablo Madball y el Gutural Ñangañaga muestran su desarrollado ap-ego a los nuevos Medios Masivos, así como una gronchez, ligereza y liviandad tal que me ayudaron con el título. (*)

La situación me parece importante, seria, diría que grave. (Ya te escuché lector: ¡ESTÚPIDOOOOOO! No tenés razón, pero sí, tenés razón). Leo todo lo que me cae a mano, escucho radios y TV de a tres juntos. Unanimidad: nadie da dos mangos por la seriedad del retiro . Peor aún ¡NADIE SE ALARMA NI AGRAVIA DE ELLO, NI CON NADA DE LO QUE SUCEDE!

¿Te creyó el Pelado? Juaa!
Medio aparte, los Compas que al compás de Yira Yira en versión 609 RPM, se prueban las pilchas que el promitente finado va a dejar y demuestran, de pasadita y sin querer, que son los únicos que le creen lo de la renuncia al Marqués de las Cabriolas. Además de mí, claro, que pienso que hay algunas cosas que sólo se sacan para usarlas: la billetera, la pistola y la indeclinable (que no es la misma).


Punto culminante del galopante proceso de argentinización (que a esta altura ya me pega hasta a mí): tras la renuncia y los tweets de Los Auténticos Decadentes, en previsión de la inexorable Masacre en el Puticlub, Viejas Locas se reúne y, entre el voladero de plumas y un acre y amarronado olor a goma quemada en la marcha atrás y a susto por el eventual desalojo de sueldos y sillones, estrenan su cover del tema “Arde Papi”, cuya letra entregan en un breve y contundente comunicado cuyo estribillo repite alegremente ¿Cásconquenco, Cabaé? ¿Cásconquenco, Cabaé? :)

¿Te reís? Yo no.

Duele. Duele mucho y hondo ver al sistema político que nos hemos dado los uruguayos tras más de una década de militares y un cuarto de siglo de democracia decrecientemente tutelada, representado mitad y mitad por las célebres palabras de una pobre mina en un video famoso y la actitud farandulesca de unos diz que líderes políticos y opositores que se llaman Pedro, Jorge y Javier pero bien podrían llamarse Aníbal, Moria y Marcelo. Y si no sabés quién es Marcelo, agáchate y preguntale a otro, que yo no estoy de humor.

Al comenzar no sabía qué iba a hacer. El proceso de escribir este artículo me decidió. Recuperada la memoria de cómo son los verdaderos cambios, cambio yo y, en lugar del merecido “... se quede o no Tabaré, váyanse todos a la mierda”, aquí les dejo un modesto y formalito “Mejor me voy”; póstumo homenaje a Mateo y (espero que oportuno) a la calidad de lo que me quede por vivir.

Paso a paso lo ire cumpliendo. Como cualquier adicción, dejarla será duro, pero es lo mejor.

Al cierre de “I have a dream” (**) (uno de mis mejores opus, escrito a lo largo de años a la luz de esta misma desazón y que debí haber leído más veces para no recaer) ya había yo expresado mi respeto por los (pocos) que, de verdad, no sólo creen que se puede sino que intentan cambiar la política para volverla con P, superar la entropía del sistema, eludir los corruptores cantos de sirena del poder y pilotear a sus partidos y al país hacia un destino mejor; sin involuciones o concesiones políticas, filosóficas y morales gravísimas y gravosas.

No quiero irme sin decir, una vez más, gracias. A ellos, por ello. A mis lectores por serlo.

A todos, que Dios los ayude.

Yo no pude.


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* Que en realidad debo aJosé María DS, amigo de Facebook