domingo, 18 de septiembre de 2011

Silence is golden, but my eyes still see

En el todos los barrios hay gente que trabaja más de cuarenta semanas al año, pero los NI NI, no. Yo los defiendo. Exigile al Gobierno cumpla la Ley que obliga a que terminen Secundaria, sin prostituirlos ni perjudicar a los que quieren estudiar. Para terminar con los NI NI: Liceos Diferenciales. Ya. 
Campaña de Eldo Lappe contra la estigmatización de la Verdad

En todos los barrios hay muchos gurises que no se dan la papa. Yo los defiendo: para que no se la den, exigile al Gobierno que legalice las otras drogas y pene con tentativa de homicidio el tráfico de pasta base.
Campaña de Eldo Lappe contra la estigmatización de la Verdad

En todos los barrios, además del Marconi, hay mucha gente que marca tarjeta; pero hay muchos más que -además de marcar- trabajan. Yo los defiendo y, para que puedan llegar a hacerlo y volver tranquilos, hay que sacar a los chorros de la calle. Si el Bicho no lo hace, dale una mano a Pedro. 
Campaña de Eldo Lappe contra la estigmatización de la Verdad

En todos los barrios hay muchos jóvenes que estudian. No los borres con Consejeros politizados, cursos de pésima calidad, programas estúpidos, arcaicos y nada laicos, profesores incompetentes, edificios indecorosos y estudiantes prostitutos. Campaña de Eldo Lappe contra la estigmatización de la Verdad

Decidí lanzar mi breve y modesta "Campaña contra la estigmatización de la verdad"  empujado por las infelices declaraciones del Ministro Bonomi, que derramaron el vaso de mi malestar con esa Secretaría de Estado, ya rebosantes con la situación que me obliga a andar armado y esperar el bus leyendo innecesarias y absurdas campañas  pagas con mi plata.




Leo en El País de hoy: "Esos barrios están estigmatizados hace mucho tiempo. No son los megaoperativos los que estigmatizan" y me hierve la sangre, se me alborotan los sorrentinos caseros que hizo mi amada y un ácido sabor embebe mi pregunta: ¿Para qué m... tiran mi plata, entonces, con la excusa de que sí lo hacen? ¿Para dejar conformes a los cajetilla progres? Ta que los...


“Como ministro del Interior (la minúscula no es mía, pero es justa) estoy abocado a hacer frente a un problema, que para nosotros es el problema: las rapiñas. Nos hemos fijado tres etapas para combatirla: primero bajar la curva de crecimiento; segundo, alcanzar la meseta y tercero empezar a bajar las rapiñas. Vamos en la primera etapa, hasta ahora hemos tratado de bajar la curva de crecimiento. Hubo meses, sobre todo anteriores a abril, donde la diferencia con similares períodos del año anterior era de 200, 300 rapiñas más. En el mes agosto pasado, la diferencia se redujo a 21. Es decir, son más, pero si uno lo ve en la gráfica, apenas sube. /.../ Yo creo que existe una seguridad objetiva mucho mayor que lo que la gente sienteLa seguridad objetiva se mide con parámetros y esos parámetros son comunes a distintos países. Esos parámetros nos ponen a nosotros como uno de los países más seguros de la región. Lejos. Estamos en niveles similares a los de Estados Unidos. Ahora, la sensación es más subjetiva. La gente no mide la seguridad por los parámetros internacionales, mide la seguridad de acuerdo a la comparación con lo que le pasaba antes, y llega a la conclusión de que estamos peor./.../ Nosotros, como ya indiqué, tenemos otra encuesta donde se le pregunta a la gente cómo es su barrio en relación con la seguridad. Casi todos contestan que su barrio es seguro. Sin embargo, si se le pregunta sobre el país, la queja por la seguridad es mucho mayor.

Ergo, no hay otro problema que las rapiñas. Los arrebatos, los hurtos por descuido, intrusión, escalamiento, los copamientos, los robos de autos y sus contenidos, motos, bicicletas, celulares, mochilas, las violaciones,  las estafas... no existen en la preocupación del Ministro. Son sus palabras, no hay interpretación mía.  

Ahora bien, dos Uvasales por favor, porque (es el Ministro quien habla, no yo y dice,  con toda calma) que cada vez hay más rapiñas (sólo hay menos aumento, pero hay más cantidad) y también, en la misma nota, que la gente siente que no hay seguridad, pero está equivocada porque, según él, tenemos el mismo nivel de seguridad que Estados Unidos.

Sensación térmica, le llamaba Díaz. El Bicho da más vueltas pero dice lo mismo. Obviamente, nadie aprendió nada. 

Yo no sé de dónde saca esos índices comparativos el Ministro, pero sí sé que no he visto ninguna ciudad de Estados Unidos, repito NINGUNAenrejada como Montevideo sino todo lo contrario, veo continuamente casas con jardines abiertos, puertas de vidrio, ventanas sin postigones siquiera y no me imagino que sea porque no tienen plata para dejarlas parecidas a Miguelete como acá.

Tampoco conozco a nadie de Montevideo y su área metropolitana que diga, públicamente o en privado, que su barrio es seguro. A nadie. 

Debo concluir que vivo adentro de un frasco lleno de opositores sistemáticos y eternos disconformes como yo; así como que la gente es idiota y mala; porque no sólo se queja de lo que no sucede, sino que paga platales para encarcelarse a sí misma porque siente (ya que no lo puede ver porque –según Bonomi- no existe) que la calle está llena de chorros y, si no tranca todo y contrata alarmas y guardias de seguridad, le llevan hasta los calzoncillos y la cucha del perro, como a mí.  

Sí, a mí. Me llevaron los calzoncillos y la cucha del perro del fondo cerrado con muros de dos metros de alto de mi casa; pero no lo denuncié porque ya había ido, unos días antes, a llevarles la sartén con la que me quisieron matar el perro a golpes, y en la 14 me dijeron que eso (estar en el fondo cerrado de mi casa con un objeto contundente esperando que el perro saliera para matarlo) no es delito.  

No sé, Don Bicho, Usté ve. Me parece que se le escapó la tortuga. Ojalá pierda su cuadro hoy y eso me acomode la tarde que me acaba de descomponer, como el estómago, de leerlo decir cosas como estas.

Si es cierto lo que dicen algunos que prefieren creer que es así, de que está laburando bien, hágalo callado, porque cuando habla es peor que el calcetín.

Suerte en pila, pero calladito, plis. 

Silence is golden. But my eyes still see.

lunes, 12 de septiembre de 2011

Mejorando el 911



Pensé en ponerle ¡Qué porquería el 911! a esta nota. Desistí porque está lindo el día y no quiero arruinarlo y perder lectores que piensen que estoy hablando mal del Gobierno y sus servicios de Seguridad. Nada de eso.

El once de setiembre no es una porquería, en realidad, sino un día precioso como cada uno que la Vida nos regala, sólo que -en el corto lapso de unas décadas- ha reunido sobre sí tres de las peores noticias que se pueden dar a un ser humano que se precie de tal. Poco puedo decir hoy que no haya sido dicho, pero no puedo dejar pasar una fecha así sin aportar algo.

Hace casi cuarenta años, en 1973, la bestia fascista arrancó de cuajo la frágil y bella ilusión socialista en Chile, una ilusión que podría tener sus bemoles, sus pro y sus contra, sus amigos y no tanto, pero que una mayoría legítima del pueblo chileno había consagrado como propia por la única vía respetable: el voto.

Una de las pocas veces que logré comunicarme con mi Viejo antes de que partiera, le escribí –en el anverso de una tarjeta que repetía la famosa frase del Presidente Allende: SIGAN USTEDES SABIENDO QUE MUCHO MAS TEMPRANO QUE TARDE SE ABRIRAN LAS GRANDES ALAMEDAS POR DONDE PASE EL HOMBRE LIBRE PARA CONSTRUIR UNA SOCIEDAD MEJOR.

Allí cerraba yo diciendo:” Y con el tiempo será quizás al fin una alameda donde -también quizás- crecerá el sueño que el mismísimo día en que muriera nos legó un sembrador, toro y guerrero, que quizás (otra vez) por coincidencia se llamó Salvador. Papá: sembremos”.

Mucho mejor lo dijo Pablo en “Yo pisaré las calles nuevamente”, pero yo no soy poeta.

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Demasiada o demasiado poca Prensa tendrá el once de setiembre más brutal de la Historia contemporánea. De él, pues, sólo un deseo: quiera la Vida, Dios o como se llame quien la distribuye, dar paz al alma de todas las víctimas del conflicto brutal que diz que provocó semejante barbarie; incluídas, muy especialmente, las de quienes, devenidos creen que hay algo de bueno en asesinar desconocidos e inmolarse de paso. Será una porquería cruel y vengativa el Dios de los humanos (no en balde está hecho a nuestra imagen y semejanza) pero, seguro, no premia semejante burrada. No quiero yo ser más cruel y vengativo que él.

Por orden alfabético nomás: Paz a los hombres de buena voluntad (y los otros también). Salam Alaeikum. Shalom alejem.

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El once de setiembre de 2003, cuando casi todo el polvo de las torres gemelas había terminado de caer, se tomó el Tren de la Inmortalidad uno de los más grandes tipos (que es mucho más que escritor) que dio este bendito país: Julio César Castro, conocido como JUCECA o, más precisamente, el padre de Don Verídico.

Hombre que supo ser poco amigo de la bulla y el elogio desmesuráu, ahora que dice, el Juceca; así que no vi’andar yo con ditirambos que huelen a muerto y a inutilidad. Su literatura destaca por la creatividad, la frescura, la profundidad en la descripción de personajes y arquetipos y todo eso que puede cualquiera encontrar mejor dicho que por mí tirando una búsqueda en Google. Yo lo quiero recordar, porque se me antoja, por una faceta casi casi desconocida: su lado romántico.

El tipo se enamoró de una gurisa ¿sabe? Y no tuvo mejor idea que decirle esto, que ella cuenta, enamorada hasta la Muerte y después también, en el prólogo del libro “Nadie entiende nada”. Explicándole por qué se animaba a declararle su amor con tal diferencia de edad “… Me dijo que había demorado haciendo varias cosas en la vida, y que ahora que nos encontrábamos, él no podía correr y saltar como los jóvenes que quizás yo conociera. A cambio, tenía que ofrecerme cuentos de fumigadores que, con sus avionetas, dibujarían mi nombre en el cielo. Y entonces veríamos qué otro gil podía ser capaz de hacer eso”.

Le dijo que sí. Taba claváu.

Mire si no va a ser como pa extrañarlo.

Ella y nosotros.

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Mejorando el 911 dije al principio y, hasta ahora, no se ve por ningún lado. Acá viene: por favor, ayudame a hacerlo. Tratá de recordar cualquier cosa buena que sepas sucedió un once de setiembre, ponela a continuación y vamos a ponerle el color de nuestros mejores recuerdos a una fecha que ya estuvo demasiado tiempo de luto.

Empiezo yo:

Un once de setiembre nació mi amigo Agustín. Bolso, pero buen tipo. (Nadie es perfecto :)

SAVAP