miércoles, 16 de mayo de 2012

¿Un gobierno honesto o esto?

Como dice el tango: "Lo que más bronca me da...

Una dupla elegible tuvo la nada feliz idea de auto concederse la cualidad de ofrecer "UN GOBIERNO HONRADO". Por las razones más diversas, el 50,1% del electorado entendió que debían poder demostrarlo y los colocó a la cabeza del Poder Ejecutivo.

No importó que, ya desde antes, hubiese dudas acerca de la coherencia entre dichos y hechos del candidato a Presidente, que oscilaba impúdicamente entre el libre y arisco personaje de “Pepe coloquios” y el abuelo bonachón; llegando a convertirse en el que almorzara con los empresarios en el CONRAD o por horas, mientras luego iba diez minutos al acto del 1º de mayo.

No importó que ese slogan arrojara sombra sobre la honestidad de todos los demás candidatos e incluso, implícitamente, a la propia Administración cuya continuidad encarnaban.

No importó que buena parte de la Campaña se hiciera en el avión del dueño de FRIPUR, un enemigo histórico de la clase trabajadora organizada y no, ni que semejante personaje donara la Banda presidencial que engalanaría al venerable en su asunción.

No importó que una línea continua y sin cortes uniera la relación comercial con Venezuela y su nunca desmentida turbi-fetidez.

No importó el significado político omitido del noble gesto humano del candidato a Vice respecto de su amigo Bengoa.

No importó que algunas siglas (SATENIL, CLANIDER, etc) quedaran para siempre asociadas a manejos antípodas de la moralidad pública el primero, con sendos procesamientos con prisión el segundo.

Según dicen las encuestas, sigue sin importar que esa lista se alargue con la Buena Estrella, la multita a FRIPUR con cero día de clausura (contradiciendo arbitrariamente lo aconsejado por los Técnicos del Ministerio) por dejarnos sin exportar pescado a Europa, y todos los etc. que cualquier ciudadano con buena memoria e independencia recuerda y no caben ni corresponden aquí.

Es la segunda vez en esta semana que debo sacarme el sombrero ante la hidalguía de la renuncia de un funcionario público, que brilla por sí y por ausencia generalizada en una Administración que -de privar esta actitud ante el error o la incompetencia- se las vería en figurillas para conseguir quien llenara los vacíos que ella ocasionaría

Estimado Señor Julio Baraibar: gracias. Chapeau.

Me voy a permitir no sólo felicitarlo por lo que hizo dos veces (decir la verdad y renunciar porque ello provocó daño político a su amigo, Compañero y designante) sino por haber tomado una decisión que -más allá del gusto amargo del primer trago, no sólo le honra sino que le aliviará cuando se dé cuenta de que ya no pertenece Usted a este gobierno "honrado".

Yo no los voté (me alcanzó con haberlo hecho la vez anterior para, ante la inminencia del triunfo, hacer mi aporte hacia el ala socialdemócrata, disminuyendo el impacto ultra; y con haber visto lo que hicieron con mi voto y las promesas respecto de respetar mandatos del electorado y programáticos como la despenalización del aborto, respecto de designar los Cargos de Confianza con el criterio "Honestidad, luego Idoneidad y sólo por último Pertenencia partidaria"; etc. etc.). Pero les creí lo de gobierno honesto. Soy así. Ingenuo, confiado, yo qué sé.

Lo que más bronca me da es que esto que tenemos difícilmente pueda ser calificado como un gobierno, pero mucho menos uno honesto; y hoy viene de demostrarlo de nuevo.

El Ministro Almagro es marrano converso al frentismo de apuro ante la inminencia del triunfo, un inútil impresentable a lo largo y ancho del orbe y del frente diplomático. Para peor, le mintió a todo el mundo acerca de los (según él, inexistentes) ofrecimiento de coima y Llamado a precios por el dragado y, cuando lo apretaron se exaltó haciéndose el "amíno, nohubotal, mirequé".

El Presidente de la República pisó la cáscara de banana que imprudentemente tiró cuando le exigió a Medios y Oposición pruebas de la inexistente coima; ya que hoy Baraibar lo dejó como botella de muro al confirmar se sabía, y de cierto, desde hace dos años; malgré lo relativice en su renuncia, tratando de inculparse diciendo que “le dijeron”.

Baraibar es un buen tipo, trabajador, derecho como cabo de hacha, componedor, que ha sabido ganarse el respeto y afecto de quienes han trabajado con él y aún los que le han enfrentado. Dice la verdad y tiene conciencia política, sensibilidad y honor.

Entre el otro pelandrún y él, un gobierno honesto hubiera elegido otra cosa.

Cante, Don Julio, que quien canta sus males espanta. Cante conmigo…

“Lo que más bronca me da.... es haber sido tan gil".

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