miércoles, 16 de mayo de 2012

Ante la rápida resolución del caso “La Pasiva” (y sin intervención de gonzalo Fernández)

Primero: el más que justo reconocimiento a la eficiente labor policial y a la obscena y morbosa exhibición de parte de los Medios opositores en plena embestida baguala contra el progresismo, que dio frutos y los tipos fueron plenamente identificados por fuentes ajenas a los Servicios policiales.


Segundo, una exhortación: calma, no se ilusionen. Todavía falta que el Juez se baje de su nube y los encane.

Tercero un deseo: ojalá hayan sido estos.

Cuarto, una confesión: me importa un bledo si fueron o no. Si se da lo "segundo", cuatro lacras a la jaula (lamentablemente por poco tiempo y en condiciones de escasa seguridad de su enjaulamiento los menores; que, además, gracias a la sensibilidad frentista y del Guapo, tendrán sus antecedentes inmaculados una vez salgan en un par de años).

Quinto: Quiero expresar aquí formalmente la santa calentura que me embarga. ¿Era necesario que lo mostrara la Tele? ¿Habrá que esperar cada vez a que un puñado de gente salga de sus casillas y cague gritos al Presidente para que operen con esta celeridad y eficiencia? No es palo porque bogas y, porque no bogas, palos: es la única deducción que alguien escasamente inteligente como yo puede hacer ante lo obvio. Ni siquiera fueron así el otro día, cuando el muerto fue un Policía. Obviamente, han cambiado los Códigos.

Sexto: El asesino se expone a UN MÁXIMO de cinco años de reclusión (si el Fiscal los pide y Juez los impone) pasibles de salida anticipada. Los cómplices, rapiña (por la cual ya fue procesado el asesino y, cuando un mayor tiene 14 años de pena, él estuvo 10 meses y salió, y ni siquiera quiso esperar que dos años le blanquearan el prontuario). Imputabilidad plena ya. Igual crimen, igual pena, distinto establecimiento de reclusión. A copiar que se acaba el mundo. Copiar la legislación inglesa al respecto y la estadounidense (la Ley Castillo o Castle obliga al Juez a encausar de modo que todos los que participan en un delito son igualmente culpables pero, por ejemplo, si en un robo se produce un asesinato (incluso si muere un delincuente, abatido por la víctima o la Policía) todos sus cómplices en el robo "van" por homicidio. También se aplica allí (con buen resultado) el principio de que la tercer "felonía" se castiga severísimamente. (1)

Señores Presidente, Ministros y Legisladores: no hay que inventar el huevo duro ni el chorro frío en el termo: hay que tener claridad de saber que no se sabe, la humildad de reconocerlo, leer lo que otros (expertos y exitosos, no yo) escribieron, copiar prolijamente, actuar consecuentemente y esperar resultados. Y vendrán.

No tengan dudas que vendrán, como tampoco de que, de seguir así, los resultados serán más de lo mismo. Más sangre, más lágrimas, más desprestigio, más indignación, más enfrentamiento entre los que tenemos que estar juntos enfrentando la agresión.

Lo que antecede lo escribí casi todo ayer. Tras las declaraciones del asesino del Señor de La Pasiva. "Tenés que tirar primero para que te respeten" sólo diré:

Estoy de acuerdo.



(1) Aporte del Dr. Rafael Gibelli: Adviértase que nuestro codificador ha dejado estampado el principio de la acumulación Castle en el art. 63 de nuestro Código Penal vigente. "... y responderán por el cometido sin concierto en cuanto pudiera haber sido previsto".

Es obvio que si se sale a rapiñar, arma en mano y con el gatillo fácil, resulta previsible para cualquiera un desenlace homicida, allende la mera rapiña concertada.

Más que modificar la ley (que en muchos casos amerita una rápida adecuación a la hora), antes de ello, digo, lo que hay que hacer es hacer cumplir la vigente.

Para ello, hay que mudar la cabecita de los jueces, echando por tierra algunos principismos que no son sino extremos fundamentalistas sin ningún sentido práctico, salvo de hacer que el reo sea mejor tratado que la víctima.

En un caso como el que no ocupa, ¿se puede afirmar sin caer en el absurdo, que era imprevisible tal desenlace fatal? Es obvio que no. Ergo, rapiña las que me cuelgan; homicidio es el delito que cabe tipificar a todos los involucrados en la etapa consumativa del hecho criminal.


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