" Hoy es 2 de abril.
Hace veintiún años, nos despertamos con menos dolores en el
cuerpo y en el alma, y con la noticia de que el ejército argentino había
iniciado operaciones en las Islas Malvinas. ¿Te acordás?
Esa noche, la Plaza de Mayo volvió a llenarse de gente
("obreros, empresarios e intelectuales"); sólo que esta vez -en lugar
de una feroz represión- balconeros (por siempre golpeadores) y balconeados
("anteayer" y casi siempre golpeados) se unían alrededor de un solo
grito: ¡Si quieren venir, que vengan... Las Malvinas son argentinas!
Y es verdad. No hay que olvidarse de ello. Como no hay que
olvidarse de soñar, aunque esos sueños puedan ser manipulados por los
oportunistas de siempre.
Como yo, que voy a aprovechar la oportunidad, y usando una
frase que tampoco es mía, te voy a pedir que recuerdes y me ayudes siempre a
recordar; que no te olvides ni me dejes olvidar.
No te olvides que las Malvinas son argentinas.
No te olvides que la Patria está en el corazón, no en un
pedazo de tierra.
No te olvides de los buenos argentinos ni de los buenos
ingleses, que los hay.
No te olvides de los Gurkas, ni de ningún pueblo sometido
lanzado en contra de sus hermanos.
No te olvides del honor y la bravura de algunos militares
argentinos.
No te olvides de los que se robaron y vendieron las
donaciones.
No te olvides de los pobres cabecitas negras rapados,
arrancados del calor del Norte, casi niños; muertos sin saber muy bien por
qué, ni por quién, en el frío, querido (y rico) suelo reivindicado.
No te olvides de la traición (con T de TIAR) de
entonces, ni de la soberbia de siempre de los que, hoy, juntos una vez
más, siguen asesinando más inocentes que culpables, mientras afirman ser
la vanguardia del Bien.
No te olvides de Germán, diciéndonos que estábamos ganando.
No te olvides de nosotros, llenos de ilusión, permitiéndole
mentirnos, lo que es peor, creyéndole; lo que es mejor: creyendo.
No te olvides de los sueños que nos acunaban o
impulsaban cuando creíamos que podíamos ganar, así, a secas.
No te olvides de besar a los que quieres.
No te olvides de los que te necesitan.
No te olvides de pedirle a los que te pueden ayudar.
No te olvides que la única obligación verdadera en esta
vida, es tratar de ser feliz.
No te olvides que el olvido es la única muerte verdadera.
Y, si después de todo este esfuerzo, te queda algo de
energía, no te olvides de mí.
Eldo Lappe, 2 de abril de 2003".
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Diez años no han pasado en vano.
En ellos, no sólo aprendí a valorar ciertas cosas del Cuarteto de Nos sino que hasta adopté uno de sus temas como Himno personal: “Ya no sé qué hacer
conmigo”.
Darse cuenta es un proceso siempre inacabado. Leer, reflexionar, abrir la cabeza,
limpiar la basura idio-lógica ayuda; pero hay que mantenerse alerta o uno se
anquilosa. Es natural.
Mantengo intactos, al decir de Oriana Fallaci, la rabia y el
orgullo, la memoria del honor y el deshonor del 82; pero sé muchas cosas que entonces no sabía.
Sé que las islas distan de
ser patrimonio de nuestros díscolos vecinos, cuyo Representante ad hoc convocara a los británicos a hacerse cargo de ellas y las entregara sin luchar allá por 1833. Por entonces, Uruguay apenas despuntaba como
República y la propia Argentina “civilizada” no llegaba a un cuarto de la
Patagonia.
Ushuaia (fruto de un arrebato fronterizo infame, si los hay) fue fundada cuando el primer Islander (nacido en Falklands) soplaba sus cincuenta velitas. Trelew (500 km al Norte de la latitud de las Islas) fue fundada en 1886 por inmigrantes galeses y Comodoro Rivadavia (200 km más al Sur) en 1901; y nadie se acordaba de aquél culo del mundo llamado Falkland Islands.
Ushuaia (fruto de un arrebato fronterizo infame, si los hay) fue fundada cuando el primer Islander (nacido en Falklands) soplaba sus cincuenta velitas. Trelew (500 km al Norte de la latitud de las Islas) fue fundada en 1886 por inmigrantes galeses y Comodoro Rivadavia (200 km más al Sur) en 1901; y nadie se acordaba de aquél culo del mundo llamado Falkland Islands.
También aprendí que sólo hace unas décadas, uno de los tantos sinvergüenza que pueblan la dirigencia política federal (de la que nos salvaron Artigas, nuestro temperamento y los Ingleses) inventó una de las tantas “causas nacionales” con las que el populismo fascista
acostumbra arrear a las masas de la rubia Argention.
Vaya a saber por qué, viene a mi mente el ternario “Gualeguaychú”, “Él” y Labiuda negra.
Vaya a saber por qué, viene a mi mente el ternario “Gualeguaychú”, “Él” y Labiuda negra.
Ha cambiado también mi aproximación a la actitud de los Gurkas. Me
he permitido intentar comprender el orgullo de pertenecer a algo grande. Oriental al fin, puedo no compartirlo, pero lo
comprendo; y dista mucho del desprecio por “mercenarios colonizados” que les
dispensaba hace una década.
Abominé de Maggie como símbolo en el 82' y le dispensaba un
rechazo visceral en 2003. La vida es muy juguetona y hoy me hace confesar que no
hay vez que piense en la postración de nuestro sistema político (a la que
arrastra, inevitablemente, al país) sin preguntarme dónde está y quién será nuestra Margaret
Thatcher y si tendré la dicha de verle liderando la recuperación del honor
nacional, el orden indispensable y la re-asunción popular de los valores trabajo,
educación, respeto y esfuerzo.
Me parece que este mensaje de hoy es menos emotivo pero más positivo que el de
hace una década: si un bobo como yo puede seguir evolucionando, entendiendo, aprendiendo,
soñando y cambiando de sueños, cualquiera puede.
No está mal para un martes tan gris.