Los simpáticos afro descendientes con capacidades diferentes
que pueblan la urbanización espontánea que decora con su pintoresquismo y
diversidad los alrededores de mi casa (iba a decir los negros mongólicos de
mierda del cante de la esquina, pero pensé que podría ser leve y políticamente
incorrecto) incendiaron el contenedor y el basural aledaño por enésima vez en
los seis meses que llevo aquí, inundaron el barrio del denso y nauseabundo humo
y terminaron de fisurarme el escroto del alma, herida por la cual, para mi sorpresa,
supuró algo que me vengo callando desde hace como una semana: el asunto de la
Capital Iberoamericana de la Cumbia.
He escuchado a sendos infra dotados pseudo intelectuales pro
(ya no les digo ni progre, de tan lejos que están del concepto) señalar la
discriminación de que ha sido objeto el popular engénero (1) en la selección de
la programación de las convocatorias masivas en homenaje a la graciosa
concesión del Capitalato a la muy fiel, reconquistadora, mugrienta, caótica e
insegura Montevideo.
Inmediatamente, debí escuchar a los presuntos ofensores
desdecir la infamia y señalar que no habría de faltar espacio y tiempo (y presupuesto)
dedicado a dicho menester; indubitablemente representativo de la cultura y del gusto (por así decirlo) musical y danzante
de ingentes (2) grupos de ciudadanos.
Voy a aprovechar para perpetuar aquí y ahora (3) un viejo aserto popular que mi generación ha de enterrar sin pompa:
Voy a aprovechar para perpetuar aquí y ahora (3) un viejo aserto popular que mi generación ha de enterrar sin pompa:
¡Pare
Cura, que la novia es macho!!!
Que la cumbia (en realidad, lo que por estos pagos así
denominan) es una manifestación cultural uruguaya nadie (en su sano juicio y
que sepa un poco nomás del tema) puede negar. De allí a que merezca no ya el reconocimiento
(hechos son hechos) sino el homenaje y la distinción de estar patrocinada por
la Ciudad en una Gala iberoamericana, hay un trecho.
El que sea notoriamente popular entre grandes masas de iletrados musicales y desnutridos literarios no le amerita para ser honrada. Se trata de un género paupérrimo en todos los sentidos en que un arte puede serlo y su inclusión en una grilla destacada es una suerte de “dales lo que quieren” que recuerda al “coch coch coch” con que se llama a los cerdos a comer. La finalidad de las áreas de Cultura municipales y nacional no es aceptar lo que la gente quiere sino, definida que sea una cualificación por mérito artístico más o menos universal y pacíficamente aceptada, encargarse de su universalización.
El que sea notoriamente popular entre grandes masas de iletrados musicales y desnutridos literarios no le amerita para ser honrada. Se trata de un género paupérrimo en todos los sentidos en que un arte puede serlo y su inclusión en una grilla destacada es una suerte de “dales lo que quieren” que recuerda al “coch coch coch” con que se llama a los cerdos a comer. La finalidad de las áreas de Cultura municipales y nacional no es aceptar lo que la gente quiere sino, definida que sea una cualificación por mérito artístico más o menos universal y pacíficamente aceptada, encargarse de su universalización.
Aprendí esto en Administración y lo comprobé con
los discapacitados, se llama Principio de Equilibrio: la gente se comporta como
la trates; si como tarados los encaras, así se comportarán. Y viceversa: si
tratas a los disminuidos como si no lo fueran, darán el máximo de sí; y todos
estamos mejor.
Estoy absolutamente harto de la vulgarización de la cultura en lugar de la esperadísima (2) culturización del vulgo. Estoy harto de ver ordinarieces y simplezas desafinadas de mala calidad en el Solís en vez de la Sinfónica y la Comedia en los barrios, ahíto de ver Talleres de Murga (como si estuviera tan rota que hay que arreglarla en todas las esquinas) en lugar de subvención para el Canto polifónico o la guitarra clásica.
Paren la mano, muchachos: llevo una vida luchando contra gente que me quiere convencer del asunto de la resolución numérica de temas que no lo son; y sigo sin aceptar el criterio de que millones de moscas no pueden equivocarse.
Cómansela ustedes, si les gusta; pero no la compren con mi
plata.
Eldo Lappe
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(1)
apócopa de engendro y género
(2)
quiere decir muy grandes, no me acusen de decir que
no son gente
(3)
probablemente por última vez, ya que pronto ha
de caer en desuso
(4)
al menos por este estúpido que creyó que la
Disquierda haría algo así una vez bajados sus integrantes del pedestal
helenístico y metidas las manos en las miasmas político electorales y de
gestión
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