jueves, 9 de febrero de 2012

Hay que avisarles, J.C.

La nota cuyo link adjunto es una prueba más de que, en todo el mundo, los políticos dicen cualquier cosa que les escribe alguien de confianza, y que estos suelen escribir lo que escuchan o les parece, sin detenerse a chequear nada. Es conveniente leer primero la nota y después seguir con mi comentario.

¿Ta? Bueno. Voy a hacer algo que pocos hacemos con honestidad, sin interés político o personal: voy a hablar mal del Plan Ceibal.

El plan Ceibal es, por el momento, cien millones de dólares de hardware regalado sin ningún propósito, como no sea el de hacer primero (para salir en la tele diciendo cualquier cosa) y pensar después.

No hay en él (a cinco años de lanzado) más que un esbozo didáctico, ni un aprovechamiento siquiera menor de la tecnología para promover una verdadera revolución educativa.

Hay, y no es poco, un acortamiento de la brecha digital; pero los pibes de la periferia siguen bajando cumbia y jugando jueguitos chotos; y los del Pocitos y el Prado usando la Wiki.

Los docentes, ni se enteraron ni se enteran: nadie los capacitó, les preguntó qué necesitarían o cómo harían. Chúpense esa fue la orden, que Tabramón 1º está inspirado y quiere pasar a la Historia por algo más que por conformar a todos y no hacer nada de lo que prometió; así sea a caballo de la mayor mentira que se pueda montar.

El Plan Ceibal puede ser una gran cosa, pero todavía no lo demostró (y ya estamos por tirar las primeras XO).

Y puede ser cualquier cosa, menos ejemplo de ejecución planificada y profesional.


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