jueves, 28 de octubre de 2010

Justo homenaje a Néstor Kirchner, segundo en la nómina de los argentinos hijos de puta que más nos ayudaron a ser país primero y mejores después

En fecha desconocida, Carlos Maggi escribió esta joya, a la que sólo agrego, al final, un cierre alusivo a la coyuntura.

Sarratea y Kirchner: dos santos

CARLOS MAGGI

Nuestra historia del mal que hace bien, empieza con Manuel de Sarratea, un porteño módico, como homicida; no pasó de intentar.

Quiso matar primero a los caciques charrúas y dictó una orden que se conserva:

"Procurará usted convidar para un día determinado a los caciques, principalmente con sus mujeres, cuantos más se puedan, para una función que se celebre en Paysandú ofreciéndoles yerba, tabaco y aguardiente, a fin de atraerlos. Esos renglones podrá usted pedirlos al coronel don Domingo French, que ya tiene las órdenes para ello".

Entre la embriaguez y los festejos, teniendo ya prevenida una tropa apostada, se echará usted sobre todos ellos y sus mujeres, acabando a los que se resistan" (10/10/812).

Al año siguiente, Sarratea atenuó el número de muertos y redobló las pretensiones; asesinó a Artigas, hasta donde pudo.

En sus "Apuntaciones Históricas", Carlos Anaya cuenta que nuestro admirado compatriota, Santiago Vázquez, cumpliendo instrucciones de Sarratea, comisionó al joven Juan José Aguiar para que hablara con Fernando Otorgués y contratara con él, "el trabajo". El trato empezó con el regalo de unas ricas pistolas francesas, a cuenta de mucho oro.

"Otorgués era un hombre lego pero tan astuto, que sorprendía. Se prestó deferente a llenar su comisión y Aguiar anticipó un aviso: mandó un billete con tinta simpática, señalando el día en el cual Otorgués ofrecía dejar el hecho consumado. Don Santiago Vázquez abrió el billete con suma curiosidad, le pasó el líquido para descubrir la escritura, y enterado, exclamó: "Ya somos felices". Montó a caballo y precipitándose cayó al cuartel del general Sarratea, con las albricias de que Artigas (el anarquista como ellos le llamaban) tenía contados los días que le quedaban.

Puntualizo que de la carta y de su abertura y contenido, soy testigo presencial".

"Sarratea recurrió al sórdido proyecto de asesinato contra mi persona", escribió Artigas el 14 de febrero de 1813.

El coronel Ramón de Cáceres, confirma en su Memoria, la versión de Anaya: "Se me había olvidado decir que cuando Artigas estuvo en el Paso de la Arena, antes de la expulsión de Sarratea, Sarratea trató de hacerlo asesinar.

Tuve en mis manos las pistolas que recibió Otorgués; era pariente de Artigas y descubrió la trama, después de chuparle muchas onzas Sarratea".

Para hechos de sangre, no era bueno Manuel de Sarratea, pero como diplomático resultó un asesino completo. A la manera de quien degüella, impuso la secesión de la Banda Oriental, cortándola tres veces de su ámbito virreinal, del cual todavía no pudo arrancarse, por razones de fraternidad y de cultura compartidas.

En 1811, al ser disuelta la Junta de mayo, Sarratea presidió el Primer Triunvirato y desde esa autoridad, pactó con Francisco Javier de Elío, la entrega de la Banda Oriental a la primera invasión portuguesa.

En 1813, frente a los muros de Montevideo, Sarratea fue derrotado y humillado por Artigas que le robó, en una noche, los 2.700 caballos de su ejército; el Presidente volvió a Buenos Aires y lo habían destituido.

Pero hacia 1816, Sarratea que de nuevo flotaba, apoyó la misión de Manuel José García en Río de Janeiro, cuando la Banda Oriental fue ofrecida a los portugueses, que aceptaron la donación e invadieron por segunda vez.

En febrero de 1820, después de cuatro años de resistencia al invasor, la Banda Oriental estaba deshecha y Sarratea, gobernador de Buenos Aires, firma un acuerdo con el caudillo Ramírez, para que se una a Portugal. Seis meses después Artigas, abandona la lucha y entra al Paraguay para siempre.

En 1826, enviado por Bernardino Rivadavia a Londres, Sarratea apoya la tesis inglesa: separar la Banda Oriental de las demás provincias argentinas; y después de un intento de mantener la dominación portuguesa (de nuevo Manuel José García) por fin, se reconoce en 1828, la independencia del Uruguay.

¿Alguien puede negar que Sarratea hizo más que nadie, para darnos la libertad?

El segundo prohombre argentino con el cual tenemos una deuda impagable, es Néstor Kirchner.

El mundo se admira contemplando el comportamiento de nuestra economía en medio de la mayor crisis financiera de la Historia. Junto con China y la India el Uruguay crece y crece, mientras Europa y Estados Unidos tiritan.

Detrás de este fenómeno inexplicable, se levanta la figura de nuestro agresor preferido.

Nos impidió exportar bicicletas; nos negó el crédito internacional para el desarrollo energético; nos impuso el bloqueo en Fray Bentos, no draga los canales de uso compartido; y más allá de todo protocolo, destrata a nuestro Presidente. Pero, ¿cuánto vale que los estancieros uruguayos hayan comprendido que la explotación intensiva requiere tecnología nueva, máquinas desconocidas, asociaciones nunca hechas, mercadeo internacional, inversiones descomunales? Supimos los secretos de la soja, porque llegaron cultivadores huyendo de Néstor K.

En el año 2009, nuestra agricultura superó a la ganadería y el turismo argentino, pese al tapón del puente, también superó al producido cárnico. ¿Quién si no K., está detrás del éxodo del capital argentino y la transferencia tecnológica? Sin persecuciones K., sin sus espías, sus crasas barrabasadas contra el federalismo, sin la erosión diaria de los mecanismos republicanos y democráticos, el boom del campo uruguayo no hubiera sucedido. Un golpe de cultura, despierta más que muchos sacudones.

El ranking internacional de calidad de vida, elaborado por la revista estadounidense "International Living," elige "los lugares del mundo donde la vida es, simplemente, genial". En esa lista, el Uruguay está entre los 20 primeros; y es el más destacado de América Latina. Uruguay goza de la mejor Argentina, asume el virreinato, sin tener que soportar mandones analfas.

Gracias, Néstor.


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PS: Que descanses, Pingüino. Ya no tendrás que cuidar lo que le robaste al pueblo que decías defender de los malos, a los pobres viejos y cabecitas negras que decías representar. Ojalá hayas aprendido algo. No quisiera mi alma que la tuya esté por toda la eternidad golpeando la puerta de la Vida tratando de volver porque extrañas la riqueza mal habida, el poder omnímodo y a tu caterva de lambiscones prepotentes e impotentes.

Guarda Don Satanás, que si lo deja conversar con algunos de sus inquilinos, seguro lo cagan.

PS 2: Me parece atroz que el Poder Ejecutivo y el Senado (con una honrosa excepción) hayan decidido rendirle homenaje a semejante enemigo declarado del país, cuando se lo negaron a un par exacto desde el punto de vista formal del ahora finado, que fue, además, una buena persona, honesto, derecho y que siempre nos quiso y ayudó, como el Gallego Alfonsín.

No interpreto, cito el cierre de las absurdas palabras del Presidente Mujica hoy en Buenos Aires: "Gracias". No en mi nombre. Ni en el de los orientales que sabemos por qué preferimos serlo. ¿Fue a agradecer favores personales? No con la bandera de todos, Señor Presidente. Y si hubiera llevado la de Otorgués, los dos Viejos se levantan y lo curten a patadas.

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