lunes, 13 de agosto de 2012

Una de cal y una de arena

Cal

En franca demostración de que no todo ha muerto en su cacumen, el Ministro de Defensa, Sr. Eleuterio Fernández Huidobro decidió, como ya lo hiciera en el Caso contra el General Dalmao, decir la verdad.

Otro acusado sin pruebas yace en la cárcel, víctima del Derecho para Enemigos que inventaran para nosotros ciertos juristas (indignos de la alta investidura que ocupan) que usan con desfachatez elementos que no son de recibo en ninguna Justicia civilizada del mundo: testimonios de oídas, pruebas que se fundan en relatos indemostrables fundados en relatos y oídas (de personas que, no sólo tuvieron años para pergeñar esas historias y perfeccionarlas, sino que enfrentaron militar y políticamente al reo cuyo eje vital es lograr que se condene a cualquier enemigo) y, como en el caso Dalmao, condenar (por crímenes que no se puede probar se hayan cometido) a quien todo el mundo sabe que no fue; porque "no podía no saber".

Leal a la verdad y a sus enemigos que le vencieron (con honor, al parecer), el Ñato ataca de nuevo a la horda que hunde a nuestro sistema judicial en el lodo del rencor juridificado; y dice, por escrito esta vez, que el acusado y encarcelado no es culpable de lo que se le acusa, porque todo el mundo que tiene que saber sabe que la víctima murió en otro lado.

Otra vez un encausado al voleo, otra vez preso alguien por un crimen que sí se cometió esta vez, pero que nadie puede siquiera remotamente probar fue cometido, no ya por el reo, sino siquiera en la dependencia en la que revistaba.

Y otra vez el Señor Fernández Huidobro que aparece, renacido como el Fénix entre las cenizas de la última resaca, y se yergue en defensor de la Verdad.

Para que los "esenios de la política" no me manden a los pesados por hablar mal del Ministro, aclaro: el alcohol no es la única droga que marea y hace declarar barbaridades; el poder también obra parecido. Y todo el mundo sabe que mezclar es malísimo.

Gracias, por el fuego; Ñato.

Chapón.

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Arena

En usufructuo de la gordísima vista que los compañeros decidieron hacer de su inaceptable desvío del sacrosanto mandato imperativo, el RN Semproni hace gala de un cinismo demagógico exquisito y pide que se entregue al Plan Juntos, hijo discapacitado dilecto del Señor Presidente, los salarios impagos por paros de funcionarios públicos.

No sé cuántos Presupuestos habrá votado el brillante Representante que nos regalara el electorado frenteamplista, pero se ve que no leyó ninguno; ni mucho menos la norma que regula los mismos y crea "Rubros" destinados a cubrir las necesidades de recursos de diferentes actividades del Estado.

Dichos recursos sólo pueden (y deben) ser destinados al cumplimiento exacto de la misión a que fueron asignados; siendo su trasposición extraordinaria, debidamente justificada y autorizada previamente por la Autoridad competente.

Los excedentes presupuestales, originados en el no pago de salarios no son demasiado significativos, sobre todo si comparados con las devoluciones a Rentas Generales debidas al brutalmente bajo porcentaje de ejecución que nos hace sufrir la incompetencia de la Administración frenteamplista; si bien los esforzados ordenadores de gasto se esmeran en gastar en cualquier porquería innecesaria los excedentes, sólo para que no les recorten en el futuro unas partidas que no saben cómo gastar bien ni mal.

En cualquier caso, dichos excedentes serán vertidos a la Caja General y podrán ser ahorrados (Administración sensata) o gastados en otro rubro en el siguiente ejercicio, con previa autorización... prrrrrrr. ¿de quién?... prrrrrrr SIIIIIII!!!! Del diputado Semproni y su bandita generosa.

Entonces, ¿por qué pedir ahora a sabiendas de que es ilegal e imposible lo que se tuvo en la mano y no se orientó en esta misma Rendición de Cuentas?

Esto es política chiquita, Presidente.


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