martes, 2 de abril de 2013

Hoy es, nuevamente, dos de abril.


" Hoy es 2 de abril. 

Hace veintiún años, nos despertamos con menos dolores en el cuerpo y en el alma, y con la noticia de que el ejército argentino había iniciado operaciones en las Islas Malvinas. ¿Te acordás?

Esa noche, la Plaza de Mayo volvió a llenarse de gente ("obreros, empresarios e intelectuales"); sólo que esta vez -en lugar de una feroz represión- balconeros (por siempre golpeadores) y balconeados ("anteayer" y casi siempre golpeados) se unían alrededor de un solo grito: ¡Si quieren venir, que vengan... Las Malvinas son argentinas!

Y es verdad. No hay que olvidarse de ello. Como no hay que olvidarse de soñar, aunque esos sueños puedan ser manipulados por los oportunistas de siempre.

Como yo, que voy a aprovechar la oportunidad, y usando una frase que tampoco es mía, te voy a pedir que recuerdes y me ayudes siempre a recordar; que no te olvides ni me dejes olvidar.

No te olvides que las Malvinas son argentinas.

No te olvides que la Patria está en el corazón, no en un pedazo de tierra.

No te olvides de Galtieri, ni de Margaret Thatcher.

No te olvides de los buenos argentinos ni de los buenos ingleses, que los hay.

No te olvides de los Gurkas, ni de ningún pueblo sometido lanzado en contra de sus hermanos.


No te olvides del hundimiento del Belgrano.

No te olvides del honor y la bravura de algunos militares argentinos.

No te olvides de los que se robaron y vendieron las donaciones.

No te olvides de los pobres cabecitas negras rapados, arrancados del calor del Norte, casi niños; muertos sin saber muy bien por qué, ni por quién, en el frío, querido (y rico) suelo reivindicado. 

No te olvides de la traición (con T de TIAR) de entonces, ni de la soberbia de siempre de los que, hoy, juntos una vez más, siguen asesinando más inocentes que culpables, mientras afirman ser la vanguardia del Bien.


No te olvides de Germán, diciéndonos que estábamos ganando.

No te olvides de nosotros, llenos de ilusión, permitiéndole mentirnos, lo que es peor, creyéndole; lo que es mejor: creyendo.

No te olvides de lo que sentíamos cuando pensábamos que podíamos ganar.

No te olvides de los sueños que nos acunaban o impulsaban cuando creíamos que podíamos ganar, así, a secas.

No te olvides de besar a los que quieres.

No te olvides de los que te necesitan.

No te olvides de pedirle a los que te pueden ayudar.

No te olvides que la única obligación verdadera en esta vida, es tratar de ser feliz.

No te olvides que el olvido es la única muerte verdadera.

Y, si después de todo este esfuerzo, te queda algo de energía, no te olvides de mí.

Eldo Lappe, 2 de abril de 2003".

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Diez años no han pasado en vano. 


En ellos, no sólo  aprendí a valorar ciertas cosas del Cuarteto de Nos sino que hasta adopté uno de sus temas como Himno personal: “Ya no sé qué hacer conmigo”.

Darse cuenta es un proceso siempre  inacabado. Leer, reflexionar, abrir la cabeza, limpiar la basura idio-lógica ayuda; pero hay que mantenerse alerta o uno se anquilosa. Es natural.


Mantengo intactos, al decir de Oriana Fallaci, la rabia y el orgullo, la memoria del honor y el deshonor del 82; pero sé muchas cosas que entonces no sabía. 

Sé que las islas distan de ser patrimonio de nuestros díscolos vecinos, cuyo Representante ad hoc convocara a los británicos a hacerse cargo de ellas y las entregara sin luchar allá por 1833. Por entonces, Uruguay apenas despuntaba como República y la propia Argentina “civilizada” no llegaba a un cuarto de la Patagonia.

Ushuaia (fruto de un arrebato fronterizo infame, si los hay) fue fundada cuando el primer Islander (nacido en Falklands) soplaba sus cincuenta velitas. Trelew (500 km al Norte de la latitud de las Islas) fue fundada en 1886 por inmigrantes galeses y  Comodoro Rivadavia (200 km más al Sur) en 1901; y nadie se acordaba de aquél culo del mundo llamado Falkland Islands. 


También aprendí que sólo hace unas décadas, uno de los tantos  sinvergüenza que pueblan la dirigencia política federal (de la que nos salvaron Artigas, nuestro temperamento y los Ingleses) inventó una de las tantas “causas nacionales” con las que el populismo fascista acostumbra arrear a las masas de la rubia Argention.

Vaya a saber por qué, viene a mi mente el ternario  “Gualeguaychú”, “Él” y Labiuda negra.

Ha cambiado también mi aproximación a la actitud de los Gurkas. Me he permitido intentar comprender el orgullo de pertenecer a algo grande.  Oriental al fin, puedo no compartirlo, pero lo comprendo; y dista mucho del desprecio por “mercenarios colonizados” que les dispensaba hace una década.

Abominé de Maggie como símbolo en el 82' y le dispensaba un rechazo visceral en 2003. La vida es muy juguetona y hoy me hace confesar que no hay vez que piense en la postración de nuestro sistema político (a la que arrastra, inevitablemente, al país) sin preguntarme dónde está y quién será nuestra Margaret Thatcher y si tendré la dicha de verle liderando la recuperación del honor nacional, el orden indispensable y la re-asunción popular de los valores trabajo, educación, respeto y esfuerzo. 

Me parece que este mensaje de hoy es menos emotivo pero más positivo que el de hace una década: si un bobo como yo puede seguir evolucionando, entendiendo, aprendiendo, soñando y cambiando de sueños, cualquiera puede.


No está mal para un martes tan gris.


https://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=c0DSQ4soRQg











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