El Comunicado del MRREE replicando a los justos reclamos acerca de su ambivalente actitud esconde algunas cosas que me gustaría señalar.
Dice que TODOS LOS DEMÁS PAÍSES SUDAMERICANOS votaron favorablemente. Alcance con saber que, de ellos (Costa Rica, México, Perú, Chile, Cuba, Ecuador y Guatemala) salvo el primero no hay uno que destaque por su histórico respeto a los DDHH; como tampoco buena parte de los que representan a otras regiones ( por citar a algunos: Siria, Angola, Benin, Botswana, Burkina Faso, Camerún, Congo, Djibouti, Libia, Mauritania, Mauritius, Nigeria, Senegal, Uganda, Bangladesh, China, filipinas, India, Indonesia, Jordania, Kuwait, Kyrgyzstan, Malasia, Maldives, Qatar, Saudi Arabia y Tailandia; la mayoría de los cuales, además, tienen poderosos intereses musulmanes pesando sobre ellos o gobernándolos).
Son esos (entre algunos otros) los países modélicos en el cumplimiento de Derechos Humanos que han decidido dar lecciones al respecto; con el apoyo genuflexo de los responsables de nuestra política (?) Exterior, inspirada más en la Doctrina Deepthroat (la película, no el de Watergate) que en la riquísima Historia de nuestra posición en defensa los derechos de todos, especialmente del verdadero agredido de siempre en esta región; que no es, precisamente, el así llamado "pueblo palestino".
Otro sí: cuando considera la diferencia de los temas (Relatoría sobre Irán y la condena aprobada) lo hace ponderando ítemes numéricos (una mayoría menor) y temporales (hace más tiempo que Israel ocupa esos territorios que lo que se denunció el tema Irán).
Ninguno de ambos argumentos es de recibo.
a) Si lo que hay en disputa son valores, no importa estar en mayoría sino tener razón. Además, no me acuerdo quién fue que dijo que en cuestiones de Derechos Humanos las mayorías no importaban, pero creo que fue el Patrón anterior del Canciller, hoy negado, enojado y retirado, mañana adulado, en 2014 votado.
b) En Irán hace milenios que se violan los Derechos Humanos. Es más, es insólito que pertenezca a la ONU un país que viola sistematicamente, por prescripción teocrática, todos y cada uno de los capítulos de la Carta de 1948; año que, al menos en los calendarios fachos, es anterior a l ingreso de Irán, a 1967 y al del primero de los pronunciamientos ad hoc de la ONU.
Mienten a sabiendas quienes sostienen que son los asentamientos en Golan y Gaza los que impiden la culminación exitosa del proceso de paz, tratando de ocultar con el dedo el sol de la evidencia de que sólo a Israel (y a los oprimidos pueblos que vive bajo Hamas, Assad, y las otras bestias) interesa que el conflicto termine en paz y con dos Estados. El objetivo de los demás es la Pan Arabia, un territorio sagrado que alcance primero el Mediterráneo y luego al mundo todo; imponiendo la supremacía de Allah, EL Dios único y verdadero, y la Sharía (Ley de Mahoma, su único Profeta) como ya intentan hacer en cada lugar del mundo en que se les beneficia con los derechos civiles que inventamos y garantizamos universalmente los perros infieles.
Por último, una opinión políticamente incorrecta, como las que acostumbro.
Israel no puede ni debe ceder los altos del Golan antes sirio (desde donde, antes de 1967, sus campesinos eran bombardeados y asesinados por francotiradores musulmanes), la Cisjordania en que se encuentra el mar de Galilea (del que viven sus producciones y del que nadie, salvo los beduinos, sacaba provecho en Jordania cuando los Seis días) ni aceptar una Jerusalém políticamente dividida.
Quienes quieran obligarlo a hacer eso, deberían antes pensar si propondrían a sus pueblos vivir una situación como la que impusieron a Israel la ONU y los salvajes vecinos musulmanes: un país minúsculo, sin agua, rodeado de enemigos que lo han agredido militarmente desde el día de su creación, con una capital dividida por un muro desde el cual se disparaba a sus ciudadanos (algo así como que, en Montevideo, de 18 de julio y Av. Italia al Sur fuera Israel y el resto territorio de sus enemigos jurados). Hoy reinan en Israel (donde se lo permiten) las más amplias libertades civiles, religiosas, políticas, etc; y conviven en paz (de nuevo, si se lo permiten) gentes de todas las razas, etnias, credos y origenes. En lugar de la Pan Arabia, los occidentales deberíamos pensar en colaborar a crear un panisraelismo en la región. Allí, seguro que los Derechos Humanos iban a tener números infinitamente mejores que los que muestran hoy los que tocan la música con la que baila nuestra odaliscancillería.
Seriedad, señores. Y honestidad intelectual y moral. Si no pueden hablar claramente porque tienen la boca llena de palabras huecas o viscosos fluidos, cállense. Y, si a Ustedes les gusta vivir como quieren obligar a Israel, o lo que proponen los terroristas islámicos de Estado, jódanse.
Pero no quieran imponérselo a nadie.
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