viernes, 9 de marzo de 2012

¿Y por casa, cómo andamos?

JUP y Oligarquía
son la misma porquería !!!


Los memoriosos sabrán de qué viene la cosa, para los otros explico: a fines de la década del 60' la JUP (Juventud Uruguay de Pie) era un movimiento de clara raigambre conservadora, al que los revoltosos párvulos de entonces éramos convocados a odiar, insultar y golpear; algunas (que no todas las) veces en represalia por idéntico trato por los seguidores del Manco Ulises, el Mono Ifer y esa gente.

Estoy concluyendo que, haciéndole un update a la consigna, las juventudes opositoras podrían hoy, con idéntica justicia gritar: FA y Oligarquía son la misma porquería.

¿No? Mirá que sí: dentro de unos renglones, te lo muestro en colores.

Aquella consigna, que acunó mis siestas adolescentes, vino a mi mente cuando leí este artículo


http://www.elobservador.com.uy/noticia/220146/gobierno-y-canales-de-tv-privados-alineados-contra-el-grupo-clarin/?referer=titulares-de-la-jornada.


Trascartón, mientras pensaba, dos canciones que se reiteran cotidianamente en mi magín al leer las esperpénticas evoluciones del discurso y accionar de la Disquierda local.

Una, aquella con la que nos cuadraron las esferas en la Campaña del 2004 (“Todo cambia” de Julio Numhauser, no de la Negra Sosa) que debe clamar mi atención, seguramente, por aquello de “…y así como todo cambia, que yo cambie no es extraño”.

La otra, "Juan Copete", con letra de Francisco Acuña de Figueroa, autor de la letra del Himno Nacional (o sea que esto de los panqueques es cosa antigua, no vaya uno a creer que la inventaron los frentachos como inventaron el Uruguay próspero y moderno), con la que nos aleccionaba “el flaco” Zitarrosa (cambiándole el final para acomodarla a su discurso participativo y popular) diciendo:

“Si el que ayer vino en chancletas hoy anda en soberbio coche, atrapando a troche y moche cargos, honras y pesetas;

si a otros dan duras galletas y él logra el blando rosquete, ¿quién te mete, Juan Copete?

Si un truhán, con arte y risa logra un caudal que atesora, aunque el público no ignora de dónde salen las misas, y si al entrar en pesquisas, le vuelcan el cubilete,

¿quién te mete, Juan Copete?

Si con astucia, Fabricio logra hacerse diputado, y de un cargo tan sagrado hace ganga y beneficio; si afloja con artificio cuando es preciso que aprete,

¿quién te mete, Juan Copete?

Si olvidando la constancia que le impone su deber, vende su voto al poder por una suerte de estancia; y se le dan importancia en vez de darle el grillete,

¿quién te mete, Juan Copete?

En fin, una cosa sola diré, y lo demás es paja: si, quien debe, el mal no ataja; no dejes correr la bola, aunque gastes tu parola y digan:

Si el enderezar entuertos no es cosa que te compete

¡igual metete, Juan Copete!

Tal vez por eso (tiro por la culata) acá me tienen, ex chancletudos, truhanes, Fabricios redivivos y rebautizados, vendidos por treinta monedas a la oligarquía mediática (diz que defendiéndonos de la invasión extranjera). Amigos de los Defeo, los Romay, los Devoto y de todos aquellos a los que odiaron, despreciaron e insultaron por décadas (cuando estaban en el llano) y por cuyo vínculo denostaron a todos los gobiernos que, mal o bien, hicieron este país; a los que hoy abrazan felices de haber conseguido que ahora tuerzan las cosas a su favor, como antes lo hicieron para otros.

Además de panqueques, burros: el poder no tiene partido, nabos. Mientras no los jodan mucho, los Medios y la Oligarquía son oficialistas sin importar quién gobierna; porque así tienen, siempre, la sartén por el mango, chorizos.

Saludos de Zitarrosa, que se revuelve en su tumba.


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