martes, 14 de febrero de 2012

Puente Garzón: aprobar la sinrazón rima con corrupción

Mintió Goebbels: una mentira repetida mil veces sigue siendo mentira, malgré la gilada la convierta en verdad.


El puente sobre la Laguna Garzón no obedece a la intención de desarrollar el Turismo sino cierta inversión inmobiliaria de cierto empresario, es innecesario (salvo para eso) e inconveniente. Diga lo que quiera un Ministro Pintado, el Secretario Breccia omnideclarante y exiguamente sapiente o la barra incondicional: les doblaron el brazo y están borrando con él lo que escribieron durante años cuando se decían únicos custodios de la moralidad política.

¿Por qué afirmo algo tan grave? Es simple: una acción inexplicable de un gobierno nunca lo es. Lamentablemente, cuando no hay razón para hacer algo contra toda opinión seria y fundada y se hace, la peor explicación es la que se impone.


Hace más de diez años años que vengo haciendo lo mío, bastante en solitario (soliotario sería mejor), dando una y otra vez los mismos argumentos (nunca contestados, mucho menos levantados por los promotores de la idea) en contra de la construcción del puente sobre la barra de la Laguna Garzón. Adjunto al pie dos documentos en los que abundo en consideraciones técnicas al respecto. (*)


Recientemente recibí (en silencio y con una sonrisa dibujada en el alma) el respaldo explícito de nada menos que la DINAMA, entidad respetada si las hay en el Estado, liderada por un Señor (y) Técnico internacional (el Arq. Jorge Rucks) que desaconsejó definitivamente la construcción del puente. Rucks formó parte del equipo Asesor del Ministerio de Turismo contratado por el PNUD y fue uno de los puntales (como ejemplo de que se puede ser serio, honesto y trabajar para el Estado y el Interés General) mi desarrollo posterior no sé si como Experto pero sí como profundo conocedor de la Temática turística a nivel macro.


Lejos de mí el afán preservacionista obtuso. Los así llamados ecologistas han hecho lo imposible por desprestigiar la causa, a base de posiciones radicales, irracionales y farandulescas; y me precio de, al menos, intentar tener un perfil de sensatez y ver todas las posiciones al analizar cualquier tema. Mi defensa lo es del desarrollo turístico sano, que debe ser masivo donde se puede y muy cuidadoso donde se debe. Como es el caso.


Sin otra explicación que el pepiano "semeantoja", el Ejecutivo se niega a acatar la opinión de sus propios técnicos (a los que no sé con qué cara pedirá consejo o adhesión a la causa de aquí en más) pero acata el mandato de los tiburones porteños; y tiende sobre sí el manto no ya de la duda sino de la convicción de que los Robespierre criollos han cedido una vez más al bajo precio de la voracidad.


¿Quién gana? No tengo el dato. Quién pierde, todos. Muy especialmente (espero) los responsables del atropello a la lógica, a la ética y al conocimiento técnico.


Quiera la vida castigar su futura ambición electoral por no haber sabido frenar esta tan menor.



(*) Notas 1 y 2 sobre el tema publicadas repetidamente en varios medios, y carta al Ministro de Turismo, Dr. Lescano

https://www.facebook.com/note.php?note_id=10150223687071732

https://www.facebook.com/note.php?note_id=10150223708651732

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