Hace ya demasiados años, un 19 de julio, el Mundo amaneció mejor.
Aunque aquí no pudiéramos celebrarlo públicamente, para gozo de los libertarios en Nicaragua había triunfado la resistencia popular y las tropas Sandinistas, pueblo en armas, derrocaban a la dictadura de Anastasio Zomoza Debayle; uno de los tiranos más sangrientos del Siglo XX (no el más antiguo pero) uno de los pocos que sobrevivían por entonces, de épocas aún menos democráticas del continente. Décadas de ignominia parecían terminar ese día, y un ejército de veteranos de 20 años (y aún menos) comenzaban a forjar la última etapa de la (también última) ilusión de revolución libertaria para nuestros pueblos. Ríos de sangre inocente y culpable, decenios de ignominia, esfuerzo generoso y manipulación, cantidades universales de sufrimiento de los que siempre sufren, mande quien mande, gane quien gane, parecían ser suficiente.
Se inauguraba el último gobierno popular no emanado de las urnas de América Latina. Había que cambiar, de nuevo pero al revés, "los aperos de labranza por la pica y por la lanza, la humildad por la osadía"; y en vez de ganar la guerra, había que construir la Paz (que es con mayúscula sólo cuando suma pan y libertad, para todos).
Honor y gloria para los que construyeron e hicieron posible aquel sueño.
Comprensión y perdón para quienes se equivocaron de buena fe, a los que después de despertar de la gloriosa borrachera de alegría y magnífico ron (más dulce que nunca en la primera noche de amor sin sobresaltos), no pudieron preservar a aquel hermoso sueño, del desgaste cotidiano de gobernar.
Reconocimiento para los que pusieron el poder ganado con las armas y perdido en las urnas, en manos de sus legítimos dueños; aquellos por quienes habían dado todo, cuyo respaldo perdieron vaya uno a saber por qué.
Respeto (y, si podemos, comprensión) para el pueblo, que -en la calma de la libertad reconquistada- siempre parece querer más las cosas que los sueños.
Desprecio, y luego olvido, para quienes -mostrando que para ser revolucionario de verdad no alcanza con proclamarlo, así sea a los tiros- lo traicionaron, irguiéndose en nuevos señores del viejo explotado, enterrando por el resto de esta vida, mi ilusión de que "aquello" fuera no ya bueno, sino (apenas) posible.
Si bien hace años que en los Medios uruguayos no se recuerda esta fecha; más allá de mi desilusión, creo justos la recordación y el homenaje.
Empecinado, como siempre, me sigo diciendo: el sueño de Sandino vive; aunque algunos, en su nombre, hayan matado a la Revolución. Y, muy muy de a poquito, algo me sube, derechito, del corazón a la garganta... la anuda... y se escapa...
Ay Nicaragua, Nicaragüita,
la flor más linda de mi querer,
abonada con la bendita,
Nicaragüita,
sangre de Diriangen.
Ay Nicaragua, sos más dulcita
que la mielita del tapacá;
pero ahora que ya sos libre,
Nicaragüita,
yo te quiero mucho más.
~(:_ )
SAVAP
----- Original Message -----
From: Lic. Eldo Lappe
Sent: Friday, July 19, 2002 11:23 AM
Subject: Hoy es 19 de julio
Gracias Eldo, no me salen otras palabras.
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