sábado, 7 de noviembre de 2009

Caso Feldman: Gritos y susurros. Y un silencio estrepitoso.


Me sorprende grandemente la reacción que observo en relación al emplazamiento formulado por el Dr. Jorge Batlle al candidato presidencial Sr. José Mujica Cordano y al Sr. Julio Marenales Sáenz.

Nada afirmó el ex Presidente, sino que -simplemente- manifestó (públicamente y ante la Justicia) su inquietud respecto de la posible existencia de un aparato armado para-estatal (por ende ilegal), y -atento a los antecedentes de ambos- les solicitó públicamente manifestaran su desvinculación del mismo. Tener muchos años, ser protagonista de la historia política reciente, saber leer y haber sido blanco militar de ambos otorga al Dr. Batlle, me parece, credenciales como para hacerlo.

Hago especial énfasis en señalar la justicia de la afirmación "atento a los antecedentes de ambos", ya que es público y notorio que no una sino dos veces en treinta años (ambas en el marco de la más plena vigencia posible del Estado de Derecho) el MLN que ambos integraban organizó estructuras para-militares ilegales. La primera hizo eclosión en 1961, la segunda estaba lista para probarse en 1994 en ocasión del traslado de los terroristas vascos del Hospital Filtro al Aeropuerto. Una filtración evitó la masacre. Los estaban esperando.

Nada de alocadas afirmaciones del Dr. Batlle o del suscrito. Lo primero lo sabe todo el mundo y hasta se enseña en la Escuela. Lo segundo, todo el que quiera saber, ya se puede comprar en cualquier librería un libro en el que el Sr. Jorge Zabalza da detalles del hecho y confirma el conocimiento de los hoy "emplazados", sin haber sido desmentido jamás.

El caso del Cr. Feldman es extremadamente grave. Pero, además, es extraño, y habilita reflexiones en el sentido de las del ex Presidente, ya que:

- No hay forma de que alguien lleve a cabo solitariamente una actividad como la descubierta. Ergo: hay una organización que reunió mil armas de guerra, algunas súper modernas y sofisticadas, otras (algunas robadas a las Fuerzas Armadas) datan de la época en que el MLN se integró como asociación para delinquir; pero tales que -salvo que tenga clientes en los museos de Europa- ningún traficante guarda ni vende. Raro, rarito, raro.

- La explicación del incendio de una casa destinada a almacenar armas en tal cantidad y de tal peligrosidad por cortocircuito de un enchufe no sometido a carga extrema, es inaceptable para cualquiera que sepa de electricidad. Ergo: es razonable pensar que alguien que sabía lo que allí se guardaba incendió el local y puso la mira del Estado sobre el hoy finado Contador. Raro. Más que raro, feo.

- La forma en que se condujo la Policía en el caso es por demás extraña. No soy experto, pero puedo observar dos anomalías graves en el procedimiento.
1) El descabellado modo de aproximación inicial. Ni el estúpido que esto escribe va sin chaleco, casco ni respaldo de fuego directo a buscar al dueño de un arsenal así, sea éste traficante de armas, guerrillero o chorro belicoso nomás.

2) Mediando indicación precisa del Juez de intentar detener al responsable con vida, en lugar de sitiar la casa y obligarlo a salir por desgaste (o mediante gases, ultrasonido, invasión de pulgas amaestradas o vaya a saber qué medios de esos que vemos todos los días en la tele usan las Policías del mundo), entraron a sangre y fuego, acribillándolo en el suelo. La autopsia revelaría que se suicidó, pero la Policía intentó matarlo por todas las vías a su alcance. Porque mató a un compañero, se dirá. ¿Y quién lo mandó inerme a hacerse matar? ¿Raro, feo, poco profesional o intencional? No se necesita ser escritor de policiales para dudar. No afirmo nada: explico y hago mías las dudas del inefable Jorge.

- Cuesta comprender la celeridad con la que el Ministro del Interior y el Juez salieron a la Prensa a decir que era un caso sin implicaciones políticas; lo cual está por verse al día de hoy, e implica un prejuzgamiento inadmisible y una politización de asuntos estrictamente judiciales. Esto no es raro. Al menos no últimamente.

- Más aún cuesta comprender que -en lugar de lisa y llanamente decir "¿Qué dijo Jorge? Ah ta: Jorge... Jorgito... Bueh... no. No tengo nada que ver " y poner punto final al tema- salieran los implicados y sus adláteres (políticos y de la barra del fierro) a descalificar al Dr. Batlle acusándolo desde de desequilibrado y demente senil hasta de impotente. Para un diputadito que aún usa su alias, para un ex Ministro en cuyo Ministerio se cobra indebidamente y organizan concursos digitados, vaya y pase. Para un presidenciable en carrera, adiós unos cuantos votos hasta entonces dubitativos.

Eso sí: de desmentir algo, de desvincularse del arsenal y sus implicaciones, nada.

Si hay algo que se les puede reconocer a ambos es coherencia: jamás lo hicieron tras la publicación de información insospechable acerca de la asonada del 24 de agosto de 1994 (que costó dos vidas, recuerdo al pasar), como tampoco confirmaron públicamente, ellos ni ninguno de sus camaradas de armas, su convicción de que la vía armada está descartada. Obligados por la pregunta, dijeron: " Ahora el camino es el de las urnas". Lo cual, para quien quiera entender lo que se dice y no escuchar lo que quiere, es no negar que -en otro momento y coyuntura- la vía armada es aceptable.

Por lo expuesto, no me duelen prendas al señalar que comparto plenamente que una declaración en el sentido solicitado traería tranquilidad a la población y aventaría una sombra que oscurece el panorama electoral; no precisamente por obra y decisión del Dr. Jorge Batlle, a quien -es sabido por quienes me conocen bien- no me unen vínculos de ninguna naturaleza ni simpatía política o personal alguna.

Gracias por tu atención.

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